Duración: La tecnología LED aporta la mayor expectativa de vida actualmente disponible, 50.000 horas. Los LED no “se funden”, se degradan y poco a poco reducen la emisión de luz. Tras 50.000 horas la emisión de luz será un 70% de la inicial y se considera llegado el momento de la sustitución. Con una utilización media de 10 horas diarias, se superan los 12 años de duración.
Seguridad: La duración y la degradación progresiva de los LED frente al apagón intempestivo de las tecnologías convencionales y la resistencia a vibraciones y golpes aportan seguridad en la permanencia de la iluminación. La baja temperatura de funcionamiento, con muy reducida emisión de calor minimiza los riesgos de incendio y de deterioro de los materiales próximos al punto de emisión de luz. Encendido inmediato sin tiempos de calentamiento ni ausencias prolongadas por pequeñas interrupciones de la red.
Eficiencia: La tecnología LED aporta la mejor eficiencia disponible para la conversión de energía eléctrica en luz. Con una eficiencia energética media de un 85% se pueden obtener más de 80 lumen por watio. La emisión de luz que proporcionan los LED es direccional, se ilumina lo que precisa ser iluminado. Las fuentes de luz tradicionales son como el sol en miniatura, lanzan luz en todas las direcciones. Mediante ópticas se intenta orientar la iluminación hacia donde se necesita. Difícilmente se supera una eficiencia de un 50% en el re direccionamiento. Cuando comparamos una luminosidad LED con otros emisores de luz, hasta ahora eficientes, como las luminarias de sodio de alta presión, no es suficiente comparar la emisión luminosa total de una lámpara que en parte se orientará con reflectores, lo prioritario es la cantidad y la calidad de la luz disponible en el lugar que la precisa.
Robustez: Los LED carecen de filamentos incandescentes, de ampollas de cristal a muy alta temperatura, de elementos sometidos a alta tensión. Son resistentes a vibraciones y golpes. Calidad de Luz: La luz blanca que producen los LED, independientemente de la temperatura de color elegida, blanco frío (8.000º), blanco natural (5.000º) o blanco cálido (3.000º), permite la mejor reproducción cromática actualmente disponible. Colores intensos y claramente diferenciados. La calidad de la luz afecta a la percepción que tenemos de cantidad de luz, de seguridad, de comodidad…. Desarrollo sostenible: Reducción drástica del consumo eléctrico, de un 50 a un 80%, reducción en las emisiones de CO2. Ausencia de contaminantes como el mercurio, habitual en las luminarias de alta presión y en las de bajo consumo. Sin emisión de infrarrojos y ultravioletas. Larga vida y mínima reposición y consumo de recursos.
Ahorro: El ahorro económico es la más conocida ventaja de los LED. Lo dejamos para el final porque es la consecuencia de las otras ventajas LED anteriormente mencionadas, la suma económica de todas ellas, a corto y a largo plazo. En unas ocasiones se perseguirá reducir el consumo eléctrico para reducir la factura eléctrica, sin pensar demasiado en la ecología y el desarrollo sostenible, en otras ocasiones será a la inversa. En ocasiones la economía estará en que subir a sustituir una luminaria supera con creces el costo de la misma y en otras ocasiones, la seguridad, durabilidad y fiabilidad de funcionamiento no tendrán precio. Algunas veces, nos percataremos de que la elevada eficiencia LED además de reducir el consumo eléctrico necesario para obtener la iluminación adecuada, reduce también el consumo de los acondicionadores de aire necesarios para enfriar el calor producido por otros emisores de luz en instalaciones de interior.